ESTAMOS DE MUDANZA

CABALGATA DE REYES

Y por fin llegaron los Reyes para alegría de Inés, quien a las ocho de la mañana daba gritos por la casa diciendo que se lo habían comido todo, todo y habían dejado muchíiiiiisimos regalos. Más de los que podía digerir, aún está hiper-revolucionada. Juega sin cesar con la casa portátil de los Cliks, que ha resultado ser estupenda; ha visto atentamente el DVD de La Bella Durmiente; no se ha sacado de la cabeza la corona de princesa llena de horterísimos brillantes rosas... y Félix ha estrenado una trenka de pana que le echa meses encima, además de un correpasillos de león con el que baila más que corre. Hemos dejado un par de cosas sin abrir para ir dosificando el empacho a lo largo de los días.

Pre-Reyes

Hoy esperamos con muchas ganas la cabalgata de Reyes y su posterior visita por la noche. Inés ya me ha advertido que no ve con buenos ojos hacer distinciones entre los reyes y los camellos, dejando leche y galletas a unos y solamente agua a otros, por lo que ha decidido que todos tomen leche y galletas, que es mucho más sustancioso. Ya veis, la Pon es una pequeña republicana, con ella los privilegios de cuna se tambalean... Ponchuda rules!

En fin, vamos a obviar en este post la avalancha de regalos -que tanto preocupa a sus papis- que han sufrido Pon y Pouti, y que amenaza con repetirse esta noche, y vamos a plantearnos una nueva pregunta más agradable: ¿qué le ha dado el abuelo Pasi a Inés para ser su ser humano favorito, sin ningún género de dudas? La Pon ha vuelto de Vigo penando por no poder estar con su abuelito Pasi más tiempo. Está claro que cantidad no equivale a calidad, y que desde los más remotos inicios abuelo y nieta tienen una conexión especial. Más que ningún regalo.